El lenguaje, como cualquier otro proceso de desarrollo infantil, es un fenómeno complejo que va construyéndose sobre diversos procesos madurativos que se integran como sistemas.

A diferencia de las alteraciones en los adultos, las cuales hasta cierto punto se pueden atender de forma independiente, en el desarrollo infantil una alteración en un área aparentemente aislada, puede generar un impacto generalizado.

“ Para que un niño desarrolle su capacidad de comunicarse verbalmente, debe de existir la disposición de muchos sistemas (herramientas, habilidades y funciones), los cuales están vinculados a la edad del desarrollo de los pequeños. Por otra parte, es importante considerar también que entre menos tiempo se tome para intervenir al percibir una dificultad, mejor será el pronóstico de mejora y menor será el tiempo en que tome resolverlo.

El control de sus mejillas, lengua, mandíbula, así como el control de su diafragma para mantener el impulso sostenido del aire que proyecta para que su voz suene, son algunas de las disposiciones necesarias para que la comunicación no verbal ocurra. De igual manera, es relevante el que exista la construcción simbólica del lenguaje, que la pequeña o pequeño haya codificado los convencionalismos de su contexto para atribuir las etiquetas verbales a cada objeto. Para ello, debe existir la capacidad de identificar a su interlocutor para realizar las inflexiones en su comunicación acordes al tipo de interacción que sostenga; debe ser capaz de organizar sus ideas para generar una comunicación descentralizada de tal forma que el mensaje sea comprensible para los demás; muy por debajo de todo esto en la cadena de sustentación de estas disposiciones, debe haber construido la capacidad de procesar e integrar los estímulos sensoriales que su cuerpo recibe intensamente del entorno; también debe contar con los recursos para mantenerse regulada ante estos estímulos y mantener una intención comunicativa.

La lista de elementos que permiten la aparición del lenguaje puede prolongarse hasta integrar áreas del desarrollo como la alimentación, el sueño, el uso de dispositivos electrónicos, las prácticas de crianza y muchos elementos más.

Cada pequeño por sí mismo es único, pues la convergencia de todos estos elementos en todas las posibilidades de combinaciones existentes es inmensa. Por ello, es muy importante que esta individualidad sea considerada antes de cualquier intervención, pues, como lo seguimos en uno de nuestros principios, no existen “manuales” suficientes para considerar todas las circunstancias posibles.

Partiendo del reconocimiento del perfil de cada niña y niño podemos responder a la pregunta que aqueja a muchos padres de ¿Por qué mi hija o mi hijo no habla? Y con la respuesta a esta cuestión, podemos orientarles en la segunda interrogante que nos plantean normalmente ¿qué puedo hacer para ayudarle?

En @centrotakumi contamos con especialistas en las áreas de Habla, Lenguaje, Neuropsicología, Integración Sensorial, Desarrollo Emocional Funcional y Practicas de Crianza, quienes podrán ayudarle a la adecuada identificación del área prioritaria de atención para resolver estas dificultades.